Descripción del blog


Este blog educativo está dedicado a la Historia del Arte en general, y a la Historia de las Artes Decorativas y el Diseño en particular. Apuntes de Fundamentos del Arte I y II. Resúmenes de Historia de la Indumentaria. Cine en el Arte, Arte en el Cine. Todos los textos han sido escritos por la autora del blog, Ana Galván Romarate-Zabala. Si los utilizas, cita las fuentes. Todas las imágenes contenidas en esta web tienen exclusivamente una intencionalidad didáctica. Si alguna imagen empleada vulnera derechos de autor, puede solicitar la retirada del material que considere de su propiedad intelectual. El contenido de mis artículos puede ser descargado libremente, pero por favor, cite la procedencia. Imagen que encabeza el blog: Un Bar aux Folies Bergère, Édouard Manet, c. 1882. Courtauld Institut, Londres. Fuente de la imagen: Wikimedia Commons. Public Domain

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sábado, 4 de mayo de 2024

LA MODA EN TIEMPOS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA


                                   Chinelas francesas, c. 1789, Colección Guillen, Museo Internacional del Calzado, Romans.


1789: esa mítica fecha marcó el inicio de la Revolución francesa, los comienzos del mundo moderno con repercusiones profundas y distintas en toda Europa. 
La Revolución francesa fue uno de los acontecimientos más trascendentales, uno de los momentos estelares de la humanidad. Comenzó con ideales utópicos luminosos surgidos de la Ilustración, para continuar con años terribles de terror y violencia extrema que provocaron miles de asesinatos y, mutatis mutandis, que muchos revolucionarios murieran probando su propia medicina: la guillotina.


            La reina Maria Antonieta,  "Madame Déficit", vestida en grand habit con todo el lujo y esplendor del Ancien Régime.  Este retrato es obra de la gran pintora Elisabeth Vigée-Lebrun, 1780. Kunsthistoriches Museum, Viena.

No es nuestro objetivo valorar la trascendencia histórica de esta revolución sino su impacto en la indumentaria, que no es cuestión fútil sino diversa y profunda. Fue un medio de propaganda del nuevo régimen político.


La Moda como Símbolo Político

Desde los inicios de la Revolución francesa, la indumentaria se convirtió en una verdadera arma arrojadiza, jugando un rol vital en la identidad política de los ciudadanos franceses, ya fueran revolucionarios o realistas. 
La vestimenta presentaba más que nunca una función simbólica ya que a través de ella se reflejaba no solo el estatus económico y social de sus portadores sino también su significación política.
Las consecuencias podían ser impredecibles, pero a más de uno le costó ser pasado por la guillotina por utilizar indumentos aristocráticos, clericales o poco afines a la "moda revolucionaria".
Hasta los nombres de las prendas tenían connotaciones políticas: traje “a la Constitución”, “a la patriota”, etc. 


El Color de la Política

La moda pasó a tener tintes políticos, y nunca mejor dicho porque los colores adquirieron una importancia inusitada. 
Con la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, el gobierno de la ciudad de París decretó que todos los ciudadanos debían portar la escarapela tricolor (la cocarde)
El color rojo y azul eran los representativos de París y el blanco de la monarquía. Al parecer fue el general Lafayette el que sugerió el color blanco como símbolo de la monarquía.

¨Plantando el árbol de la libertad", E. Le Sueur, 1792. Museo Carnavalet, París. Las mujeres patrióticas en esta fiesta revolucionaria levaban vestidos-camisas blancos simbolizando la pureza de una nueva época. En la era revolucionaria se plantaron 60.000 árboles, la mayoría robles.


Portaban esos colores en cuellos, guantes, sombreros y gorros, vestidos, zapatos, bandas o tahalís... El color blanco de fondo dominaba en la indumentaria femenina y el negro en la masculina.

Prohibiciones en la Revolución

Los nuevos gobiernos revolucionarios dictaban la moda en función de un nuevo orden social, político y económico basado en la igualdad y fraternidad más que en los privilegios, aunque anularan así, la libertad de cada uno de vestir como quisiera.



Cuando la moda de 1793 se encuentra con la moda de 1778: ¡Qué antigüedad! dicen unos, ¡Qué locura! responden los otros. Fuente de la imagen: http://histoire-du-costume.blogspot.com

Así las cosas, la moda rococó, aristocrática y frívola, muy Ancien Régime, fue vista como un mal a combatir, de ahí que durante la Revolución fueron prohibidos: 
*los corsés (por dañinos para la salud)
*los encajes
*las pelucas 
*las joyas
*Los tejidos más exquisitos como sedas, tafetanes o terciopelos.

Estas prohibiciones estuvieron vigentes hasta la aparición del Imperio francés de Napoleón Bonaparte (1804) ligado al surgimiento de la moda neoclásica Imperio. 

Los Sans-culottes y el Sansculottismo

Se ha señalado que con la Revolución francesa se desató una verdadera histeria colectiva por primera vez en la historia sobre el uso identitario de indumentos políticos. El ciudadano reemplazó al individuo.
La importancia de la moda en esta etapa se aprecia hasta en el nombre de los revolucionarios por antonomasia: los sans-culottes, literalmente, los que no llevan calzones. En realidad, lo que portaban eran pantalones de rayas, abandonando los exquisitos culottes aristocráticos masculinos, habituales en buena parte del siglo XVIII, por cierto, nada que ver con los ridículos rhingraves, característicos del siglo XVII francés.
Los sans-culottes representaban al Tercer Estado o pueblo llano. Se oponían a los aristócratas y realistas en todo: en su forma de vestir, vocabulario, ideología…
Es lo que se ha denominado como sans-culottismo, la moda patriótica y revolucionaria que se refleja en la indumentaria, la música, la cocina, el humor, la forma de hablar y hasta en la decoración.
Fueron el ala extrema de los ya de por sí extremistas jacobinos y los "verdaderos patriotas".


El actor Chenard caracterizado como un sans-culotte en este cuadro de L.L. Boilly, 1792. Fuente de la imagen: Wikipedia.

Las prendas que portaban los sans-culottes eran las siguientes:


                                                    Fuente de la imagen: sites.google.com

*El Gorro Frigio



El revolucionario gorro frigio característico de la Revolución francesa, Museo de Bellas Artes de Boston. Este tipo de prenda se llevó sobre todo en los inicios de la revolución. A la derecha podemos contemplar botones de bronce con miniaturas pintadas, c. 1792-93. Este tipo de botones con sus emblemas revolucionarios permitán identificar politicamente a su portador, colección de Lillian Williams, Nueva York y París.


Supuestamente, el origen del gorro frigio se encuentra en la región de Frigia, Asia Menor, en la actual Turquía. En el arte griego del periodo helenístico aparece como atuendo característico de los orientales. Es uno de los atributos del dios Mitra o Mithras, en el culto de posible origen iranio conocido como mitraísmo. En época romana, el gorro frigio (llamado pileus) era el distintivo de los libertos. 
Fue utilizado también simbólicamente por los asesinos de Julio César. Tal vez por esta razón, durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución francesa fue adoptado como símbolo de la libertad.
El siglo XIX, el gorro frigio se consagra definitivamente como símbolo internacional de la libertad y el republicanismo. Lo lleva la alegoría de la Libertad que aparece guiando al pueblo en el conocido cuadro de Eugène Delacroix, de 1830. Marianne, personificación de la República Francesa, está tocada también con un gorro frigio. Durante los siglos XIX y XX ha sido utilizado como símbolo en varias repúblicas.

*La Carmagnole o Carmañola (en español)

Era un tipo de chaqueta con botones metálicos que se llevaba con un chaleco de rayas de varios colores. Se cree que su origen era una vestimenta campesina de origen piamontés. Hubo una canción revolucionaria de la época que se llamaba "Carmagnola".



Maqueta de la Bastilla llevado por sans-culottes, E. Le Sueur, 1792, Museo Carnavalet de París

*Los Pantalones, habitualmente de rayas.

*Zapatos sencillos o Zuecos.

Cuando Robespierre fue guillotinado (en 1794) los sans-culottes perdieron el poder.


                Figura alegórica de la Revolución francesa. Fuente de la imagen: world4.eu

Junto a los sans-culottes no podemos olvidarnos de las temibles tricoteuses jacobinas. Vestián muy sencillas y siempre con símbolos revolucionarios. Tejían sin parar mientras asistían a los ajusticiamientos políticos revolucionarios.

Les tricoteuses jacobines, Pierre-Etienne Lesueur, 1789-1799, Museo Carnavalet, París. Fuente de la imagen: https://les8petites8mains.blogspot.com

¿Revolucionarios y Dandis?


Los sans-culottes eran los revolucionarios de las clases populares. Pero los verdaderos ideólogos de la revolución eran burgueses ilustrados como los Saint Just, Danton, Marat, Robespierre o Camille Desmoulins. 
Su  indumentaria no podía ser, en algunos casos, más a la moda, moda revolucionaria bien entendido: sin las exuberancias decorativas del rococó, más sencilla, y de clara influencia británica. Conviene recordar que desde mediados del siglo XVIII se vivió una auténtica anglomanía en la moda masculina francesa.



     Ejemplo de indumentaria de un ciudadano francés patriota y revolucionario, c. 1789-93, Museo de las Artes de la Moda, París, Colección U.F.A.C.

La indumentaria de los ciudadanos en tiempos de la revolución consistía en un redingote -una especie de casaca, de algodón y lino tejido a rayas tricolores; un chaleco de rayas y calzones (en la imagen de negro satén). Las medias también tricolores y zapatos negros con hebillas sencillas.
En ocasiones llevaban sombreros bicornios con plumas tricolores.


                Retrato de Robespierre de autor desconocido, c. 1792, Museo Carnavalet, París.

El caso más paradójico es el del "Incorruptible" Maximilian Robespierre, lider de los jacobinos, una de las figuras más carismáticas y sanguinarias del proceso revolucionario, particularmente de la etapa del Terror (1792-94). Fue todo un dandi, siempre impecablemente vestido. En esta imagen va vestido con un elegante habit à la anglaise.
Danton, otro líder de la Convención, también era muy elegante.
Por cierto, todos los anteriormente citados murieron guillotinados en la Revolución, menos Marat que fue asesinado por Charlotte Corday.

FUENTES DE DOCUMENTACIÓN

*Bosan, Marie-Josèph, El arte del zapato, Edimat Libreros, Madrid, 2008.
*Galeano Pérez, A., Atlas ilustrado. El peinado, historia y presente, Madrid, Ed. Susaeta,
*Laver, J., Breve historia del traje y la moda, Madrid, Cátedra, 1988.
*Rudé, George, La Europa revolucionaria. 1783-1815, Historia de Europa Siglo XXI, Madrid, 1985.
*VVAA, Moda. Historia y Estilos, DK, 2012.
*VVAA, The Age of Napoleon. Costume from Revolution to Empire, 1789-1815, MET, New York, 1989.

RECURSOS WEB

VIDEO EDUCATIVO SOBRE LA REVOLUCIÓN FRANCESA EN 14 MINUTOS



PELÍCULAS AMBIENTADAS EN LA REVOLUCIÓN FRANCESA


Entre las  películas  recomendables sobre la Revolución francesa podemos destacar "Historia de una revolución" (Robert Enrico y Richard T. Heffron, 1989). 
Es un film apasionante desde todos los puntos de vista:  en la narración de los hechos históricos, los actores, la ambientación y la moda, etc. 
Se puede ver en Youtube dividida en dos episodios:
Les Années Lumière



Les Années Terribles





Otra de mis películas favoritas sobre esta etapa, aparte de la "Maria Antonieta" de Sofia Coppola (2006), impresionante en el capítulo de la moda de la época prerrevolucionaria, es "La Inglesa y el Duque" del siempre genial Éric Rohmer (2001): me encantan los decorados pintados, la trama, la indumentaria, etc.




Y aunque nos salimos de la cronología de la Francia revolucionaria, no está de más aludir a la excelente miniserie sobre "Napoleón" (Yves Simoneau, 2002), absolutamente recomendable.


jueves, 18 de abril de 2024

LA HIJA DEL VIRREY, EL MUNDO FEMENINO NOVOHISPANO EN EL SIGLO XVII

El apasionante Museo de América está situado en la Ciudad Universitaria de Madrid

Entrada a la exposición "La hija del Virrey, el mundo femenino novohispano en el siglo XVII"



"La hija del virrey, el mundo femenino novohispano en el siglo XVII" es una fascinante exposición que se pudo contemplar en el Museo de América de Madrid en el año 2019.
Es de agradecer que el Museo de América a través de su sitio web permita la descarga gratuita de su espléndido catálogo y de los folletos de la exposición en varios idiomas. 
Un retrato barroco, pintado por un artista anónimo hacia 1670, es el leitmotiv sobre el que gira "La hija del virrey". 
Esta muestra, comisariada por Andrés Gutiérrez Usillos, es fruto de su afán investigador  y en ella pretende mostrarnos el mundo femenino novohispano en plena era del barroco, el siglo XVII. 
En esta exposición podemos rastrear la vida cotidiana de la época virreinal en Nueva España a través de los fabulosos objetos (mobiliario, cerámica, cuadros, esculturas, orfebrería, etc.) del ajuar que  María Luisa de Toledo y su madre, la virreina, adquirieron en México. Recordemos que cronológicamente el Virreinato de Nueva España –surgido durante la colonización española de América- se extendió durante los siglos XVI y XIX. Su capital fue la Ciudad de México, establecida sobre la antigua Tenochtitlan.

Fuente de esta imagen: http://www.culturaydeporte.gob.es/gl/actualidad/2018/10/20181026-america.html



En este cuadro áulico aparecen exquisitamente ataviadas y enjoyadas dos mujeres: una aristócrata, María Luisa de Toledo, hija del Marqués de Mancera, Antonio Sebastián de Toledo, virrey de Nueva España (1664-1673) y su dama  de compañía o sirvienta índigena, de la que desconocemos su nombre. De baja estatura presenta tatuajes en el rostro y en las manos –a pesar de llevar guantes- Los tatuajes era una forma de significar su condición de indígena, en este caso chichimeca. 
En este cuadro diferenciamos dos mundos femeninos contrapuestos en la América virreinal: el hispano y el índigena.
La indumentaria que apreciamos es de un lujo exquisito que recoge la moda del momento, típicamente barroca. Las ricas telas son brocados de seda con motivos vegetales, insectos y rocallas en la hija del virrey y en el caso de su acompañante indígena, florales y geométricos.
María Luisa de Toledo lleva puesto un vestido "a la española" aunque con influencias francesas, formado por un jubón ajustado al cuerpo (corpiño con cartón de pecho) terminado en pico y una basquiña o falda acampanada que nos sugiere que lleva puesto un verdugado o su equivalente en el siglo XVII y XVIII, el tontillo -aunque no de las proporciones de un guardainfante-.
Las grandes mangas abullonadas -mangas virago- son características del siglo XVII y terminan en un gran volante de exquisito encaje.



Los guantes, presumiblemente de cabritilla, terminan en puños de encaje. 


El puño de encaje muestra motivos decorativos florales.

    Detalle del jubón terminado en pico.


                                                        Detalle de la basquiña y los guantes.
                                      
El escote es de barco (o bote) con  banda de encaje o"fichu".


La hija del virrey aparece muy maquillada y enjoyada de perlas, tanto en el peinado como en el collar que recorre el escote, en las pulseras, en los grandes pendientes  y  en el broche en forma de lazo "devant de corsage".


Fotografías (a no ser que se indique otra fuente de la imagen): Ana Galván 

PARA SABER MÁS

*Catálogo de la exposición en este enlace.

miércoles, 21 de febrero de 2024

CINE E INDUMENTARIA: LA EDAD MEDIA


¡Saludos!

Para recrear la indumentaria medieval, el cine puede ser de gran ayuda. Aquí os dejo varios enlaces a trailers de películas muy recomendables ambientadas en la Edad Media -tanto Europa occidental cristiana como el Imperio Bizantino-.
Lady Halcón (Richard Donner, 1985). 



El reino de los cielos (Ridley Scott, 2005)



La princesa prometida (Rob Rainer, 1987)



El primer caballero (Jerry Zucker, 1995)



Excalibur (John Boorman, 1981)



Willow (Ron Howard 1988)



Teodora, emperatriz de Bizancio (Ricardo Fredda, 1954)



Y toda las películas de Shrek (Andrew Adamson, Vicky Jenson, 2001)



Por lo que se refiere a las series de televisión, quiero destacar las basadas en las magníficas novelas de Ken Follet, Los pilares de la tierra (2010, Sergio Mimica-Gezzan) y Un mundo sin fin (2012, Michael Caton-Jones)



Y la excelente Juego de Tronos (2011David Benioff, D.B. Weiss), con una espléndida ambientación e indumentaria claramente medievalizante, en concreto de la Baja Edad Media: y es que parecen evidentes las referencias a la Guerra de las Dos Rosas entre los Lancaster y los York...

miércoles, 27 de diciembre de 2023

0.5. LA INDUMENTARIA EN LA ANTIGÜEDAD: ROMA

La indumentaria romana aparece reproducida en numerosos cuadros del siglo XIX

1. Introducción

1.1. Marco cronológico y geográfico

Entre la fecha mítica  de la fundación de Roma (753 a de C) y la de su caída (476 d. C.: invasiones bárbaras) se desarrolla una de las civilizaciones más brillantes de toda la historia de la humanidad. 



Roma, en un principio sólo una ciudad, se convirtió en la capital de un inmenso imperioque abarcó gran parte del mediterráneo (el Mare Nostrum): Italia, Grecia, Hispania, norte de África, Asia Menor, etc.

1.2. El Contexto. Sociedad, Arte y Cultura

Es difícil entender Roma sin la influencia de Grecia, conformando ambas dos piezas de una misma unidad, el mundo clásico.  
Recordemos que Grecia fue definitivamente incorporada al imperio romano en el año 145 a.C. La civilización griega trasmitió a Roma el ideal de belleza clásica. Pero es esencial también las aportaciones de los etruscos, base esencial de la cultura romana.
Como ocurría con Grecia, Roma será otro de los pilares de la futura cultura occidental. 
Su religión se asemeja mucho a la griega, ya que de ella toma sus dioses, aunque cambiándoles el nombre, a los que añadirá además dioses locales y otros heredados de los etruscos, sus emperadores divinizados… Recordemos que el cristianismo surgió en plena época del Imperio romano en una zona romanizada, Palestina. Pero pronto los cristianos empezarían a ser perseguidos por los propios romanos hasta que en el siglo IV d. C. pasó a ser la religión oficial del Imperio. El último siglo del imperio romano es cristiano.
Tres formas de gobierno se desarrollaron sucesivamente en la civilización de la antigua Roma: monarquía –etrusca-, república e imperio. Era una sociedad esclavista que distinguía entre ciudadanos y no ciudadanos. Los esclavos que conseguían la libertad eran llamados libertos.
El arte romano va estrechamente ligado al poder político: presenta un fuerte carácter propagandístico a mayor gloria de Roma –Caput Mundi- y de su imperio. 
Los romanos nos dejaron como legado cultural: el derecho romano –base de nuestra legislación-, el idioma (el latín), el arte (desarrollaron todas las artes tanto las bellas artes como las artes decorativas) y las obras de ingeniería como calzadas, puentes y acueductos. Del latín derivan las lenguas romances o románicas: español, francés, italiano, portugués, rumano… 
El latín fue uno de los factores que propició la cohesión, la unión del imperio. Será el vehículo de comunicación y expresión por todo el Mare Nostrum y su presencia era cotidiana ya que aparecía en los manuscritos, monedas, inscripciones, relieves, pinturas, etc. Durante siglos será la lengua que se hablará en Europa hasta que surjan los diversos idiomas de nuestro continente en la Edad Media.
La Iglesia católica lo considerará su idioma por antonomasia. Los romanos tenían una máxima: “la palabra escrita perdura”, daban por lo tanto, mucha importancia a la escritura.

Entre las obras maestras del arte romano se incluyen templos (Maison Carré de Nimes; el Panteón de Roma), anfiteatros (Coliseo romano), pinturas, mosaicos, retratos, y todas las artes decorativas

En el mundo romano, a pesar de su magnitud, no hubo formas de arte locales, sino que en todas las provincias se trató de realizar el modelo de la capital. 

Ejemplo de inscripción latina; el origen del grafiti se encuentra en muchos edificios de Pompeya y Herculano; dos ejemplos pictóricas que muestran las tablillas de cera sobre las que se escribía en época romana

Hispania, producto de Roma
Los romanos tardaron dos siglos en conquistar España –con tremendas luchas-  desde el siglo III antes de Cristo hasta el año 19 antes de Cristo (siglo I a. C.). Cuando España fue romanizada, Hispania, fue una de las provincias más importantes del Imperio, siendo cuna de emperadores (Trajano, Adriano..), escritores (Marcial) y filósofos (Séneca). Entre los principales monumentos de arte romano en España destacan el acueducto de Segovia y el teatro de Mérida.

2. La Indumentaria en la Antigua Roma

2.1. Fuentes para su Estudio

El estudio de la indumentaria de la Antigüedad es un instrumento vital para conocer el estilo de vida de nuestros antepasados. 
Los vestigios materiales de indumentos romanos que nos han llegado son escasos. Nos proporcionan una información valiosísima sobre los tejidos utilizados, los tintes, etc. Se conservan en museos arqueológicos y de artes textiles.

Las fuentes iconográficas sobre la indumentaria de la antigua Roma son numerosas: esculturas (como la de Augusto Prima Porta), pinturas (como ésta encontrada en la Domus Áurea de Nerón en Roma), mosaicos, orfebrería (pátera de oro de Rennes, c. 210)


En cuanto a las fuentes iconográficas proceden de esculturas –tanto relieves como figuras exentas-, pintura, mosaicos e incluso artes decorativas (representaciones figurativas en artes del metal, joyería, orfebrería, etc.)
Asimismo hay que tener en cuenta las referencias a la indumentaria que aparecen en las fuentes documentales (Plinio el Viejo, Tácito) y literarias (Cicerón, Quintiliano, Catón, Juvenal, Marcial, etc.)

2.2. Claves de la Indumentaria de la Antigua Roma

La indumentaria de la Antigua Roma es una de las mejor conocidas de la Antigüedad, y ha sido reproducida en pinturas y esculturas de distintas épocas hasta la saciedad –particularmente en el siglo XIX-. 
En los siglos XX y XXI es el cine “péplum” el que ha popularizado esta civilización.
Se basa en la indumentaria griega y etrusca, con aportaciones orientales.

Vestirse en Roma no era un mero acto de cubrirse y embellecerse. En efecto, la indumentaria romana a través de las tipologías de indumentos, los tejidos o el color se configuraba como un símbolo identitario del estatus social, económico e incluso político de los habitantes de su imperio, distinguiendo claramente entre ciudadanos y no ciudadanos. Era un espejo de su sociedad.

Roma, Caput Mundi, mucho más que la civilización griega,  buscará crear vestimentas de opulencia y lujo acorde con sus estamentos rectores de la sociedad. Roma superó a Grecia en suntuosidad y magnificencia en el vestir.
La pasión por el lujo –concepto de origen oriental- fue acorde con los gustos refinados de las élites imperiales, amantes del arte y del hedonismo. 
Conviene recordar que los romanos expoliaron incalculables tesoros que comenzaron a engrosar las arcas estatales y privadas en las que figuraban cantidades enormes de monedas de oro y plata, coronas, vajillas, joyas o piedras preciosas que suministraron ciudades como Siracusa, Corinto, Atenas o Delfos, así como localidades de Macedonia o Asia Menor. Lo ya iniciado en la última época republicana, se afianza en el siglo I de nuestra era, a lo largo de la dinastía Julio-Claudia, que vuelve a despojar a las sufridas ciudades griegas de sus últimos restos de riqueza y aún más cuando las ampliaciones de las conquistas imperiales en el Oriente ponen a estos romanos en contacto con un lujo extremo y una opulencia que supera los sueños occidentales. 

         Catón el Viejo y Cicerón, dos azotes contra el lujo y la corrupción de las tradiciones romana

Nada sirvieron contra esta insaciable carrera los escritos o discursos de quienes como Tito Livio, Catón, Cicerón y muchos historiadores, literatos o filósofos, pretendían conservar intacta la tradicional sobriedad de costumbres, sinónimo de virtud para ellos, que, a salvo durante algunos siglos, fue uno de los valores morales de Roma llamado a desaparecer en primer lugar.
En este sentido, hay que señalar que hubo leyes y regulaciones que censuraban el lujo extremo por lo que se refiere a la utilización de suntuosos vestidos y joyas, especialmente si eran llevadas por mujeres. Un político, escritor y militar romano llamado Marcus Porcius Cato, conocido como Catón el Viejo (234-149 a de C) y apodado el Censor –Censorius- fue el impulsor de estas normas restrictivas. Y es que en su trabajo como censor, fue un acérrimo defensor de las tradiciones romanas en contraposición al lujo de la corriente helenística procedente de Oriente. Tan estricto fue y tanto predicamento tuvo, que incluso en Roma, no estaba bien visto que los senadores llevaran joyas de oro, ni siquiera en privado.

La indumentaria romana perduró durante siglos influyendo en la vestimenta bizantina y la medieval. 
Los niños llevaban versiones en pequeño de la ropa de los adultos.
Como sabemos la mayor parte de la indumentaria romana se basa en la griega, especialmente la toga que corresponde al himation griego y a la tebenna etrusca. 



Los materiales utilizados eran muy similares a los de los antiguos griegos pero el proceso de fabricación había mejorado siendo los tejidos de mucha mejor calidad.
Empleaban lana, seda y algodón así como lino, pieles (cuero, etc.)
La lana era la fibra más utilizada, y eran muy cotizadas las prendas de lana de Tarento. Continuaban innovaban buscando mejorar la calidad de los tejidos que producían y consumían. La seda, como era habitual en otras culturas, era muy costosa, al alcance de muy pocos.
El cuero y la piel –de oveja o cerdo- en general, fueron utilizados para protegerse del frío pero sobre todo para el calzado y los cinturones. Llevar pieles de animales era muy popular entre las legiones romanas. La cabeza del animal la portaban sobre los cascos.
En la fabricación de los tejidos utilizaban herramientas similares a las que fueron usados en la Edad Media.

Utilizaban tintes procedentes sobre todo de Tiro, en el Líbano (antigua Fenicia). Era muy codiciado el colorante púrpura o violeta que procedía de un molusco marino– el Murex -. El color rojo-púrpura era el color de los emperadores y el que llevaban en sus estolas las mujeres más adineradas.
Entre los tintes vegetales el más habitual era el índigo que propiciaba sombras azules y amarillas. Según Plinio el Viejo, el color negro era más preferido que el rojo. El amarillo lo obtenían del azafrán, era muy caro y reservado para las mujeres casadas o las Vírgenes Vestales. Había muchos menos colores que en nuestra época actual.





Fresco romano de una fullonica –tienda de tintoreros- de Veranius Hypsaeus en Pompeya, Museo Arqueológico Nacional, Nápoles;  fullonica de Ostia Antica, el puerto de Roma, a dos pasos del actual aeropuerto de Fiumicino (Roma)

Las fullonicas eran las lavanderías-tintorerías de la época. En ellas se utilizaba orín humano para blanquear la ropa y fijar los colores de los tintes. Ej.: la fullonica del puerto de Roma (Ostia Antica).

2.3. Tipologías de Indumentaria Romana Masculina y Femenina

Las túnicas son el indumento por antonomasia de la vestimenta romana. Eran muy diversas, siempre más cortas para el hombre que para la mujer (largo talar).  

Podemos distinguir entre:
*Indumentos para mujeres: Estolas y Palla o Palio
*Indumentos para hombres: Túnica y Toga

*Las túnicas específicas para las mujeres se denominaban ESTOLAS – stola en latín -. Son el equivalente en Roma del chiton griego.  Y el chal o manto que llevaban por encima era la PALLA O PALIO (la himation griega). 




Las novias cristianas vestían de blanco, con velo. El color blanco, hoy como ayer, era símbolo de pureza y castidad. 



 Pintura romana que se conserva en los Museos Vaticanos. Muestra una joven con traje de novia blanco, propia de las cristianas

Las paganas llevan también velo pero de color amarillo anaranjado. Las novias solían llevar un cinturón de nudo de Hércules, como en Grecia (Heracles), de carácter apotropaico para promover la fertilidad, ya que ese héroe tuvo setenta hijos. La costumbre de los anillos en las bodas procede de Roma. 



                 Reconstrucción-aproximación de cómo podían ser las túnicas romanas

El indumento más habitual entre los hombres romanos eran las TÚNICAS de manga corta, atadas a la cintura con cinturón. Se llevaba habitualmente en los interiores de los edificios y era la prenda habitual de niños y esclavos. Las túnicas que llevaban los corredores de cuadrigas estaban teñidas según el color de su facción con la que competían.

                                                                 Túnica dalmática

La TÚNICA DALMÁTICA procede de Dalmacia (actual Croacia) y surgió en esa zona cuando estaba bajo el poder del Imperio romano. Esa túnica influirá en la vestimenta eclesiástica (sacerdotes) perviviendo hasta la actualidad.

Tenía manga corta o sin mangas, pero en la época imperial presentaba mangas. Estaba hecha de lana, lino o seda, y habitualmente la portaban los más pudientes y más tarde pasó a ser un indumento esencialmente eclesiástico –el origen del que llevan hoy los diáconos en las celebraciones litúrgicas-.  Se usaron en todo el imperio romano desde el siglo II.


Con todo, el manto más famoso de los romanos era la TOGA, símbolo de la ciudadanía masculina.


                     La toga romana, el indumento más representativo de la antigua Roma En la imagen: toga candida, toga praetexta, toga pulla y toga picta

Eran indumentos realizados en lana, pesados y de gran tamaño, pudiendo llegar a medir seis metros de largo por dos de ancho. Se llevaba enrollada alrededor del cuerpo. Era de corte elíptico, cerrada por abajo y abierta por arriba hasta la cintura. Se blanqueaban con orines y otros productos en las fullonicas. Eran prendas caras, exclusivas de ciudadanos romanos.
La incomodidad de llevar puesta semejante prenda la hacía impracticable para cualquier trabajo físico. Era imposible que uno mismo se pudiera poner esta túnica, era necesaria la ayuda de otra persona –habitualmente un esclavo- para colocarla correctamente.
Las estatuas de los emperadores servían de modelo para ajustarla con propiedad. 
Existía una gran variedad de tipologías de togas, en función de la finalidad, incluso de la edad: toga virilis –la habitual en los ciudadanos a partir de los 15-16 años; toga picta –con bordes dorados y distintos ornamentos-, la llevaban los generales victoriosos; toga praetexta (la llevaban los magistrados y los niños); toga candida (blanca, para candidatos políticos); toga pulla –negra, para funerales-; togas senatoriales (con ribetes púrpuras) etc.

2.4. Trascendencia de la Indumentaria Romana

La moda romana influirá en la del movimiento cultural llamado Neoclasicismo, durante los siglos XVIII y XIX pero sus  efectos perduran hasta nuestros días.

Ejemplos pictóricos neoclásicos (siglos XVIII-XIX) que muestran la moda de la época bajo la influencia de la indumentaria grecorromana

2.5. La Ropa Interior en la Antigua Roma

La ropa interior era muy simple, ya que eran sencillas fajas de tejido que sujetaban el pecho o protegían los órganos sexuales. Los hombres llevaban calzoncillos de cuero o lino.

Ropa interior masculina; mujeres practicando deporte, Mosaico de la villa romana de Casale en Piazza Armerina, Sicilia

Era la única prenda usada por esclavos y gladiadores, aunque los gladiadores portaban muy variados indumentos.
La túnica, que era la prenda básica para todo, también se usaba para dormir.

                                                                             
                                                     Ejemplos de fascia pectorali

Las mujeres a veces usaban  una especie de sujetador llamado fascia pectoralis que literalmente quiere decir faja de pecho. También era denominada strophium o mamillare

3. Accesorios. Calzado. Adornos y Joyas

3.1. El Calzado Romano

El calzado romano se base en el griego. Se fabricaba en cuero. La mujer solía usar sandalias. El hombre utilizaba calceus, una especie de zapato cerrado, y la caliga, calzado militar, una botita. El nombre del emperador Calígula deriva de ahí, era el “botitas”. 

Medias de lana, zapatos de piel y un trozo de una manga procedentes de una tumba romana del siglo II (Martres de Veyre), Museo Textil de Clermont Ferrand, Francia.


Los actores llevaban zapatos de corcho con altas plataformas derivados de los coturnos griegos. Había zapatos realizados en madera.


3.2. Peinados y Tocados. Joyas

Los romanos cuidaban mucho su aspecto externo. Los peinados los solían realizar los esclavos en las casas.


                     Los peinados romanos podían llegar a ser verdaderas obras de arte

En Roma no era costumbre llevar el cabello largo como los bárbaros del norte, pero sí barba y bigote.


Busto del emperador Julio César, con el característico peinado hacia adelante para disimular su más que incipiente calvicie, Museo Arqueológico de Nápoles; busto del emperador de origen español Adriano, con bigote y cuidada barba, Palacio de los Conservadores, Roma

Durante la República las mujeres romanas se peinaban de forma sencilla con un moño. En la época imperial, sin embargo, los peinados  alcanzaron una gran complejidad. Se convirtieron en un elemento esencial de la apariencia.
Las modas en los peinados se transmitían a través de las monedas, por eso llegaban a todo el imperio.
En los retratos femeninos escultóricos se otorgaba una gran importancia los peinados y tocados. Gracias a ellos, podemos fechar o datar cuando fueron realizados. Espectaculares son los peinados femeninos llamados “nidos de avispa” realizados con el instrumento llamado trépano –con el que se realizan pequeños agujeritos en la escultura-. 

                               Peinados “nido de avispa” realizados con trépano

Eran habituales los tintes, no tanto para disimular las canas como para cambiar de aspecto y seguir la moda. La elección del tinte no era baladí: indicaba toda una declaración de intenciones: el pelirrojo y el azul eran indicados sólo para las cortesanas y era sinónimo de mujeres “poco serias”.
Les gustaba mucho teñirse de rubias, y de negro “ébano”. Los hombres también se teñían el pelo.
Importaban, además, pelucas de pelo negro de la India y rubias de Alemania y eran frecuentes los postizos.

Retratos de El Fayum (siglos I-IV d C): obsérvese el gusto por las cejas muy pobladas y negras que maquillaban con diversos pigmentos

En cuando al maquillaje, se pintaban las mejillas y los labios de rojo, con sedimentos de vino tinto. Se pintaban los ojos con cenizas y polvos de antimonio, incluso con hormigas machacadas y con la tinta negra de sepia. 

A los antiguos romanos les gustaba adornarse con joyas de influencia etrusca y griega: diademas para el pelo, pendientes, collares, anillos, brazaletes, fíbulas, camafeos , etc. Eran joyas suntuosas, de rica policromía, realizadas en oro, plata, vidrio, perlas y gemas de colores como esmeraldas, amatistas, ónix, granate…ya que les gusta mucho la policromía que se obtiene al engarzar las piedras preciosas con metales nobles. 


Joyas romanas de oro y granate; anillo con retrato; anillo con moneda que representa al emperador de origen español Marco Aurelio, siglo II, Museo Británico

La variedad de materiales utilizados en sus joyas es debido a las posibilidades que el Imperio les propiciaba en obtener tan preciadas gemas a través de toda la zona mediterránea. Además tenían una extensa red de comercio –favorecido por sus vías o calzadas- que les permitía acceder a exóticos materiales y piedras preciosas gracias a la Ruta de la Seda que unía Oriente con Occidente. 
Una de las piedras favoritas de los romanos, fue el ámbar. De hecho, establecieron la “ruta del ámbar” para transportar tan preciada gema desde Gdansk (actual Polonia), que era el centro de producción de esta piedra más importante, a todo el Imperio. 
A finales de esta civilización, las gemas más exóticas procedentes de la India o Sri Lanka como los zafiros y topacios, fueron muy apreciadas.

Al parecer, la costumbre de la sortija de compromiso surgió en la antigua Roma. En un principio era un simple aro de hierro –siglo I- y a partir del II d.  C. se realizaba en oro. El anillo era un símbolo de promesa de amor eterno…
Los cristianos adoptaron la costumbre romana, convirtiendo al anillo en una parte de la ceremonia matrimonial. 
En general, los anillos romanos solían estar realizados en oro o electrón –palabra procedente del latín electrum- que era una aleación de oro y plata.  Con frecuencia llevaban una piedra semipreciosa que podía ser usada con cera caliente para sellar documentos.  


                   Estatua de un niño romano. Lleva puesto la bulla. Ejemplo de bulla

De carácter apotropaico eran las Bulla, que llevaban los niños desde que eran bebes. Consistía en una cadena con un estuchito con un amuleto, con frecuencia símbolos fálicos para potenciar su masculinidad. Estas piezas podían estar realizadas en diferentes metales, la más popular era el oro. También había anillos de oro con motivos fálicos para propiciar la buena suerte. Las niñas también llevaban bulla con amuletos en una cadena o cuerda hasta el día de su boda.



FUENTES DE DOCUMENTACIÓN

Bibliografía

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*Fernández-Villamil, C., Las artes aplicadas, Tomo 1, Madrid, 1975.
*Figueras, J., Historia de la Moda. Pasado, presente y futuro, Eiunsa, Madrid, 2012.
*Galeano Pérez, A., Atlas ilustrado. El peinado, historia y presente, Madrid, Ed. Susaeta,
*Laver, J., Breve historia del traje y la moda, Madrid, Cátedra, 1988.
*Rieff Anawalt, P, Historia del vestido, Blume, Barcelona, 2008

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